lunes, 25 de abril de 2011

Obradoiro, ¿misión imposible?

En medio del delicioso empacho que está significando la saga de Madrid-Barcelonas y que se ha convertido en el eje por el que se mueve el mundo y no solo el deportivo últimamente en este país, entramos en una semana en la que tengo dos fechas bien marcadas en rojo. Y es que si despejamos esa cortina de humo que están dejando los derbis futboleros, al fondo podemos ver que el Cáceres Creativa saltará el fin de semana a escena para representar la obra en la que ha trabajado durante toda la temporada. Los play-offs ya están aquí. Desde el viernes, el equipo de Aranzana quiere dar un golpe de estado a la lógica y, primero, acabar con los sonsonetes de los pesimistas que ven el 3-0 irremediablemente encima, para luego ser realmente competitivos y después... ¿quién sabe?

El caso es que el contrincante con el que hemos caído emparejados, en principio, es el más complicado que podía tocar. Pero claro, el Cáceres durante muchas semanas hizo (de)méritos más que suficientes para que al final haya sido así. ¡Y dando gracias! para como se había puesto el panorama. La pregunta que ronda ahora mismo sobre todos los aficionados cacereños es si verdaderamente existe una remota opción de que su equipo dé el campanazo. A priori, desde fuera, pocos apuestan por una machada de tal calibre. Hay que recordar que el equipo gallego ha sido el gran aspirante a recuperar la plaza ACB perdida la temporada pasada. Por presupuesto y plantilla, desde el primer momento era la referencia de la competición. El equipo gallego ha obtenido los resultados esperados y ha estado en lo más alto hasta que el Murcia le pegó un adelantamiento decisivo para conseguir el ascenso de modo directo. Así los compostelanos se han quedado un tanto desangelados y tendrán que buscar el ascenso por el camino más tortuoso. Lo que sí es cierto es que esta temporada la liga ha estado más jerarquizada que nunca, diría. Murcianos y gallegos han estado desde el primer momento un escalón grande muy por encima de todos los demás. Sólo así se explica que el rival del Cáceres no haya podido ascender directamente tras haber perdido únicamente 7 de los 34 enfrentamientos. Cualquier otra temporada estos números le habrían valido de sobra y a estas alturas ya estarían de regreso a la máxima competición, pero es que se han cruzado esta temporada dos de los mejores equipos que han pasado por la LEB Oro en los últimos años.


FÓRMULA ANTI-OBRADOIRO
No sé si Aranzana, futbolero reconocido, ha encontrado inspiración estos días en las técnicas de Mou para echar freno a la engrasada y reconocida maquinaria azulgrana y trasladarlo de alguna manera al parquet. Las cosas no son siempre como el guión las pinta, sino que también ha lugar a la sorpresa a veces. Lo que es cierto es que cuesta muchísimo imaginar que los de Moncho Fernández vayan a ser sorprendidos y apartados a las primeras de cambio. Estoy de acuerdo que a un partido, es posible, pero...¿y a toda una serie?

Por momentos, se me viene a la cabeza el partido de la cuarta jornada, cuando ambos se presentaban de colíderes tras haber vencido en las tres citas previas y se midieron en el Multiusos. El encuentro iba a servir para calibrar de alguna manera las opciones que el Cáceres -entonces 2016- podía tener en la guerra por estar allí arriba. El resultado no fue tan aplastante como las conclusiones que se extrajeron tras el primer calamotazo cacereño. El 54-74 evidenciaba algo que ya se intuía: los gallegos eran superiores. Era un equipo hecho para subir. El Cáceres, sin embargo, se perfilaba como uno de los mejores challengers, con aspiraciones infinitamente mayores que las de ser novenos, dicho sea de paso.

Echando un vistazo en detalle a lo que ha hecho el conjunto gallego a lo largo de la temporada, capto un dato ciertamente curioso. De las 27 victorias sumadas, en 25 ocasiones lo han hecho por 9 o más puntos. ¿Lectura? Pues que es un equipo superior, acostumbrado a llegar a los últimos minutos con los partidos bajo control, más o menos. En pocas ocasiones ha tenido que jugarse los envites en ajustados finales. Sólo ha ganado con sufrimiento hasta el último momento en dos enfrentamientos: ante Melilla (66-64) y ante Ourense (64-66). En el Cáceres, ya imagino que todos firmarían llegar a los instantes decisivos con el partido en el alero. Con estos precedentes las opciones de los cacereños subirían bastantes enteros, visto lo visto este año. Además, entrar el último minuto con el choque vivo no cabe duda que va a generar mucha más ansiedad en el equipo que se presenta como favorito.

Aranzana quiere aferrarse a que el conjunto ha sido capaz de reponerse de la tremenda racha perdedora que le ahogó durante muchas semanas. Ya nadie se quiere acordar de aquello. Los postreros triunfos ante Tarragona y La Palma han sido balsámicos y sirven para refrescar un ánimo que estaba muy dañado. Además, en lo físico, el parón de dos semanas está viniendo de perlas para recuperar a toda la plantilla. Para una eliminatoria tan complicadísima, no contar con Cherry, ni con Humphrey entonces sí que haría que la sorpresa fuera prácticamente imposible. Para poder mantener a raya a los de Moncho Fernández el Cáceres debe tener absolutamente todas sus jugadores preparados para aportar en positivo. Dice Aranzana que en los play-offs ya no cuenta nada de lo anterior. Y creo que tiene mucha razón. Ya no importa en qué puesto terminaste en la liga regular, ahora ya no se puede pinchar. Si lo haces, estás fuera a las primeras de cambio y eso es lo que se intenta evitar por todos los medios. Terminar la competición con un buen regusto se antoja crucial para 'vender' el proyecto de la temporada que viene. Pero eso lo vamos a aparcar por ahora.

miércoles, 13 de abril de 2011

Obradoiro, Burgos... ¡No, La Palma!

Vaya semana de cábalas que llevamos. Ahora mismo somos novenos, pero si Clínicas Rincón, que todavía tiene en juego el playoff de descenso, gana al Breogán y Tarragona, que no se juega nada más que la honrilla, se impone al Navarra nos podía tocar o el tal o el cual, siempre que no pierdan de más de X y bla, bla, bla... Cábalas y más cábalas que ya imagino que tenéis todos bien entendidas tras las explicaciones que se han dado desde periódicos, radios y Teles. Pero... no podemos olvidar un asunto que es de vital relevancia. Para saltar del noveno puesto y poder aprovechar ayudas de Axarquía o Tarragona se debe cumplir otra premisa que no se puede pasar por alto. El Cáceres tiene que ganar. Pequeño detalle. Aunque si tenemos en cuenta que el equipo no ha sido capaz de ganar desde octubre más que un solo partido fuera de casa (precisamente ante Tarragona, último derrotado en el Multiusos), quizá el matiz no sea tan pequeño. El Cáceres si quiere escalar algo en la clasificación y tener así un rival menos monstruoso -siempre en teoría- tiene que derrotar a La Palma. Lo demás ya se verá.

En estos días en los que se ha puesto de moda en los entrenadores el exceso de celo creo que el Cáceres debe convertir el partido ante La Palma en una obsesión y no desviar la mirada más allá de este encuentro, a pesar de que por todos lados te estén susurrando los nombres de Obradoiro, Burgos o Girona... Los playoffs están a la vuelta de la esquina (parón competitivo incluido), pero lo inmediato es La Palma. Si Barcelona o Real Madrid ni siquiera se atrevían a hablar abiertamente de las semifinales de Champions hasta dar cuenta de Shaktar o Tottenham cuando lo tenían totalmente hecho -no nos engañemos-, ¿cómo va nadie en el Cáceres a poner los ojos en rival ninguno antes de que se acabe la liga regular? Cierto es que La Palma no se juega más que despedirse de la mejor manera de su afición, pero no debemos olvidar que si no hubiera sido por la sanción federativa que se le impuso, el viernes estos se estarían jugando la clasificación en un partido a todo o nada. También es más que probable que Aranzana aparezca en este partido una vez más con el equipo tocado en lo físico. Sin Humphrey y con un Cherry para poca fiesta, los argumentos para ser optimista no abundan.

Ganar a Tarragona el viernes pasado, además de obligado por cuestiones obvias, ha permitido que el equipo rebaje un tanto la angustia que cada día asfixiaba más a la plantilla. Frenar la cadena de derrotas, además de para asegurar la clasificación para las eliminatorias decisivas, le ha valido al equipo que "para recuperar sensaciones" (Aranzana dixit). Y menos mal que se venció, porque la semanita pasada fue difícil de manejar. Ya no solo por lo deportivo, que solo eso tiene ya su tela, sino también por el ambiente que se creó tras la destitución del doctor Maynar. Dicen que la situación viene de muy atrás, pero digo yo... ¿se tiene que esperar a la penúltima jornada de la liga cuando el equipo se juega la vida y cuando la lista de lesionados es la que es para destituirle? O dicho de otro modo ¿A pesar de que la relación entre técnico y médico era de indisimulable tensión, no se podía haber esperado a terminar la temporada y ver después cómo se prepara la que viene? Ya dije que yo no me meto en 'fregaos' que no me corresponden y tampoco creo que sea muy prudente hacerlo sin conocer lo que se ha cocido por dentro. Lo que si creo que es opinable es que el momento de cortar al médico no puede haber sido peor, a las puertas de las eliminatorias y con una enfermería con lista de espera. ¿Quién dice ahora y con qué criterio cuándo debe empezar a jugar Ryan? por ejemplo.

Lo dicho, que lo inmediato es el choque de La Palma. Lo único que ahora mismo está en la mano de la plantilla cacereña es sacar este encuentro y luego echar un ojo a lo que pasa en Tarragona y Málaga. De cómo salgamos de esta jornada creo que pasan muchas de las posibilidades del Cáceres en los cruces. Obradoiro (siempre que no falle Murcia) entiendo que es inabordable; Burgos también tiene una plantilla más larga y de calidad y si se diera la triple carambola, Girona o León no son mejores que Cáceres. Pero bueno, se verá. Estaremos pendientes el viernes, especialmente de lo que pasa en La Palma.

miércoles, 6 de abril de 2011

Envenenada ruleta rusa

Dos jornadas separan al Cáceres Creativa de redimirse o de darse de bruces en un trastazo monumental. Ya no vale nada de lo anterior. La notable campaña realizada durante muchas jornadas ha sido abortada con una avergonzante racha de tropiezos. Llegado este punto, el equipo se va a jugar todo en dos citas. Una en casa, el viernes y otra a domicilio. Por Tarragona y La Palma respectivamente pasan definitivamente los designios del equipo, que ya no tiene más margen de error. Pifiarla ahora ya no tiene vuelta atrás.

De los dos partidos, sacar al menos uno resulta de obligado cumplimiento. Sí o sí, ya está. Dar la campanada en ambos abriría la puerta para hacerse ilusiones hasta de acabar quintos y poder contar con el factor pista a favor. Bueno, yo creo que esto ya es fantasear demasiado dadas las carambolas que tendrían que acumularse, pero nunca se sabe.

No se debe perder de vista que jugar partidos en casa en los playoffs lleva aparejada una importante inyección económica. Un buen taquillazo en los choques más importantes de la temporada deja pasta. Ya no es que el equipo esté en condiciones de subir a la ACB, que vamos no lo está ni por asomo, pero es que la ecuación es bien sencilla: cuanto más partidos seas capaz de resistir en los playoffs, más salvas el presupuesto. Quedar fuera sería un cataclismo también en este sentido. El caso es que terminar noveno tampoco sería muchísimo mejor, pues tiene toda la pinta de que si el Cáceres cogiera el último vagón de este tren quedaría out a las primeras de cambio, probablemente en tres citas (de las cuales sólo una sería en casa). Es decir poca taquilla.

No voy a simplificar la importancia de meterse en los playoffs exclusivamente al tema económico, puesto que para el club estar ahí es un asunto también de prestigio. No han sido pocos los entrenadores que han desfilado por el Multiusos hartándose de decir que Cáceres estaba en el grupo de favoritos para ascender. Al equipo de Aranzana lo ponían un escaloncito detrás de Murcia y Xacobeo y a la misma altura que Burgos. Entonces daba esa sensación, pero... quién lo ha visto y quién lo ve. Es por eso la decepción ya no la quita nadie.  En cualquier caso, al menos aún se está a tiempo de salvar de algún modo parte de los muebles. Todo está en juego en dos partidos y hay que mentarlizarse en ello, como si fuera una eliminatoria de ida y vuelta.

EL MAL ROLLITO Vaya que cuando el manido asunto del ambiente del vestuario parecía estar bastante aplacado y con una presunción de entendimiento entre las partes, ahora resulta que se destapa una crispada relación entre el cuerpo técnico y médico. Vamos entre Gustavo Aranzana y Marcos Maynar más concretamente. El club, que califica la situación de insostenible, rompe la baraja por el lado del doctor, que deja de pertenecer a la disciplina cacereña. Maynar se va cabreado y con una rajadita que no veas del técnico. Ahora se echan el muerto de las lesiones de un lado para otro. Que si los entrenamientos no se planifican con cabeza, que si no sabemos porqué tardan tanto tiempo en recuperarse los jugadores... Mis conocimientos de fisiología deportiva son nulos y no me aventuraría ni siquiera a insinuar si pudiera existir alguna relación entre el planning de entrenamientos y las lesiones y sus lentas recuperaciones. Lo que sí puedo afirmar con rotundidad es que todo esto llega en el peor momento. En el peor con diferencia. En un momento difícil en lo personal para Maynar, que hace escasamente una semana estaba otra vez involucrado en acusaciones sobre un nuevo presunto caso de dopaje -una sombra que parece perseguirle desde hace años a pesar de que nunca ha sido condenado judicialmente- y también en el peor momento para el equipo, que se va a jugar la vida en diez días en una ruleta rusa muy envenenada.