¿Os acordáis de aquel videojuego mítico llamado Tetris? ¿Cuándo las piezas subían y subían y sabías que la partida estaba a punto de acabar a pesar de que hacías un último intento por prorrogar el juego? Pues eso precisamente es lo que me sugiere la actual situación del Cáceres Creativa en el complicado play-off contra el Obradoiro tras haber cedido los dos primeros enfrentamientos. El 2-0, honestamente, me parece insalvable. Los milagros existen, pero... tampoco vamos a ser tan 'naive'. Voltear la eliminatoria con un 3-0 para los de Aranzana no deja de tener un grado de ingenuidad ciertamente elevado. Pero por respeto no daremos por muerto por anticipado a un equipo que ahora mismo no lo está matemáticamente. La serie se ha trasladado al Multiusos y es ahora cuando el Cáceres tiene que hacer un esfuerzo para ir saltando obstáculos. Uno a uno. Obsesionarse con que el Obradoiro debe encajar tres derrotas en tres partidos -cuando ha cedido siete en toda la liga regular- es una losa insostenible sobre el ánimo cacereño.
SIN MIRAR ATRÁS
Hay quienes piensan que el Cáceres ha tenido el castigo merecido en los play-offs al caer emparejado con este potentísimo conjunto gallego y que se ha llegado hasta aquí por no hacer los deberes cuando tenía que haberlos hecho. No soy yo muy amigo de ajusticiar los errores de los demás. Y aunque lo fuera, eso no soluciona nada ahora mismo. Creo muy de verdad que encajar un 3-0 no haría justicia en absoluto a este equipo, que durante un tiempo fue uno de los que mejor baloncesto ha hecho esta temporada. No debe ser este el final para un Cáceres que un día tuvo unas aspiraciones elevadas y que por circunstancias se desinfló espectacularmente.
Es por eso que llega la hora de dar todo para que la serie vaya prolongándose. Jugar en casa debe ser un aliciente extra. Consuela saber que en los dos primeros partidos los de Aranzana dieron la cara y que en la primera cita tuvieron muy, muy contra las cuerdas al todopoderoso. 14 puntos de ventaja en el tercer cuarto fueron abortados casi de un plumazo y dieron al traste con el que podía haber sido un comienzo realmente esperanzador. Pero claro, en Santiago el Obradoiro contaba con una afición que apretó de lo lindo. El basket allí está en todo su esplendor y existe una masa social muy pasional. Vamos como venía siendo aquí en los noventa. En nuestra época de verdadera gloria. El público, a golpe de garganta, presionó y los colegiados 'sacaron la escoba'. Muchas veces lo uno empuja a lo otro. A ver si aquí, aunque no se vaya a crear una atmósfera comparable, se puede contar con una afición entregada que meta presión. Yo siempre he opinado que en cada partido hay 5 o 10 puntos que se 'anotan' desde la grada.
Y luego está el tema económico. Poder hacer caja el viernes también ayuda para salvar un presupuesto en el que se va al céntimo (a pesar de que existe una extendida creencia de que el club va de 'sobradete' en este aspecto). Hay que ganar para ganar. Pero ya no sólo por eso, es sobre todo una cuestión de prestigio. Entiendo que ofrecer una imagen competitiva en la eliminatoria pese a que se termine cediendo (aunque no consuele demasiado) permite dejar un regusto menos amargo, que no es poco.
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